¡Bienvenidos! Al igual que ustedes, nos encantan los jóvenes. En TENx10, creemos en la próxima generación y queremos verlos transformados por Cristo para cambiar nuestro mundo. Pero si las tendencias continúan, más de un millón de jóvenes se alejarán de su fe y de su comunidad religiosa cada año durante los próximos 10 años. No estamos conformes con eso y sabemos que ustedes tampoco lo están.

En TENx10, aprovechamos las mejores investigaciones, los mejores líderes y las mejores experiencias, todas basadas en las Escrituras, para reimaginar nuestros ministerios y elevar el discipulado relacional centrado radicalmente en Jesús. Hemos visto a Dios obrar poderosamente en ministerios como el suyo a través del Modelo Formativo de la Fe. En el modelo, vemos que las jóvenes necesitan adultos cristianos sanos y cariñosos para desarrollar una fe duradera. ¡Y eso te incluye a ti! En este módulo, aprenderás a cultivar intencionalmente tu propia formación espiritual y salud relacional, así como a describir tus esperanzas y el propósito de tu ministerio. Comenzamos contigo como líder porque Dios quiere que tú prosperes, no solo tu ministerio. Y cuando nosotros prosperamos, también lo hacen nuestros jóvenes.

Todos los niños necesitan adultos que los amen y los guíen hacia Jesús. En el módulo anterior, hablamos de cómo eres uno de esos adultos importantes para las jóvenes de tu ministerio. Pero la buena noticia es que no eres el único adulto que influye en los adolescentes. Como decimos en TENx10, ¡el ministerio juvenil es un deporte de equipo! En esta sesión, discutiremos cómo reclutar y entrenar a un equipo sólido y bien conectado de líderes adultos para acompañar a las jóvenes en un discipulado relacional radicalmente enfocado en Jesús. ¡Comencemos!

Sabemos que te preocupas profundamente por las jóvenes y quieres ayudarles a desarrollar una fe que sea más importante. La pregunta es: ¿cómo les ayudamos a conseguirlo? En este módulo, veremos estrategias para ayudar a las jóvenes a explorar e interiorizar su fe mediante prácticas espirituales y el aprendizaje. Encontrarás más detalles y definiciones en la Guía de campo de este módulo. ¡Descarga la guía, ponte cómodo y empieza!

¡Felicidades! ¡Ya ha completado la mitad del curso del Programa de Discipulado Relacional! En la última sesión, nos centramos en interiorizar la fe mediante prácticas espirituales. En este módulo, vamos a hacer hincapié en el aprendizaje y en la segunda mitad de cómo los adolescentes interiorizan la fe. Pero queremos ir más allá de hablar solo de buenos métodos de enseñanza. Queremos ayudar a los jóvenes a convertirse en protagonistas de su propia relación con Jesús y a empezar a vivir su fe en su vida cotidiana.

Con demasiada frecuencia, hablamos del servicio y la justicia como cosas que los jóvenes pueden hacer en el futuro, cuando sean adultos. En cambio, la Iglesia debe decirle a la próxima generación: “Puede que sean jóvenes, pero han sido creados y dotados por Dios. ¡Pueden amar a Dios y amar a los demás hoy mismo!”. Y nosotros, como líderes y voluntarios, debemos decirles a los jóvenes cristianos: “¡Iré con ustedes!”.

Por mucho impacto que queramos tener en los jóvenes, nuestro papel no puede compararse con la influencia de las familias. Independientemente de su propia práctica religiosa y de sus vínculos con la parroquia, las familias y los cuidadores son muy importantes para los jóvenes. Conocer y apoyar a las familias es una forma de apoyar a los jóvenes de su ministerio. Tenemos que ir más allá de informar a las familias sobre nuestro ministerio. Tenemos que establecer relaciones con ellas para que puedan ayudar a formar la fe de sus hijos y hijas adolescentes.

Cambiar lo que podemos controlar en nuestros ministerios ya es bastante difícil. Abogar por el cambio ante personas con mayor autoridad o poder en nuestra comunidad religiosa es aún más difícil. Pero, ¿y si los cambios que está realizando con los jóvenes fueran los primeros pasos de Dios para dar prioridad al discipulado, no solo entre los adolescentes, sino en toda su comunidad religiosa? A través de la oración, la narración estratégica de historias, la participación de los líderes y la formación de un equipo de transformación, puede comenzar a cambiar la cultura de su iglesia para invertir de manera más plena en la próxima generación.